Los antiguos egipcios tenían una profunda conexión con el universo y esto se reflejaba en muchos aspectos de su cultura. Consideraban que el cosmos estaba íntimamente vinculado a su vida cotidiana y a su espiritualidad. Los egipcios creían que los dioses influían directamente en los fenómenos naturales y celestiales, y construían sus templos y pirámides con una orientación astronómica precisa para alinearlos con ciertas estrellas y eventos cósmicos. Además, su calendario estaba basado en los ciclos astronómicos, y utilizaban su conocimiento de la astronomía no solo para fines prácticos como la agricultura, sino también para rituales religiosos y para asegurar su conexión con el divino.